Aunque no es tan popular como el temor a las alturas, las arañas o los espacios cerrados, la desconocida amaxofobia afecta a más personas de las que suponemos. Un estudio realizado por la Universidad Autónoma de Barcelona determinó que 54% de quienes manejan sufren distintos grados de ansiedad y que una de cada cinco personas que se han alejado del volante lo han hecho por miedo o angustia.
Conscientes de dicho fenómeno, un grupo de estudiantes del Instituto Politécnico Nacional (IPN) de México crearon Fahrer, una simulación en realidad virtual que consiste en una página web y una aplicación para smartphones con sistema operativo Android en la que el usuario conduce su automóvil por diversos escenarios de manera segura.
Al poner a los pacientes en un ambiente no real, indicó el IPN, se pueden monitorear sus niveles de estrés y ansiedad, conforme controle su enfermedad, seguirá avanzando a otros escenarios más complicados, como una ciudad con más vehículos.
“Nuestra app está diseñada para usarse con visores de realidad virtual, lo que ofrece una experiencia inmersiva al usuario, además se adaptaron controles de Switch para controlar el vehículo”, comentaron los autores de la aplicación Gabriel González Ramírez, Jan Luis Juárez Avalos, Jorge Eduardo López González y Alan Romero Lucero.
La app también cuenta con un chat, que responde las dudas de los usuarios y cada vez que acabe una sesión se presenta un diagnóstico del progreso acompañado de estadísticas.
Aunque 64% de quienes presentan esta fobia son mujeres, la amaxofobia no distingue géneros ni edades, porque ataca a quienes recién se estranan frente al volante como a los que han vivido accidentes de tránsito o situaciones límite.
Según agregaron desde el IPN, no se trata únicamente de una desconfianza a la conducción propia, sino que puede estar motivada por el temor a los comportamientos de otros automovilistas, por ejemplo, llevar a los hijos al colegio y plantear la posibilidad de tener un accidente con ellos a bordo o el miedo a sufrir un infarto en la carretera si ya se ha tenido un episodio cardiovascular.
El proceso para superar la amaxofobia arranca con la identificación de esa dificultad en cada persona, cómo se manifiesta y en qué nivel está. Este trastorno se trata en tres niveles: los pensamientos anticipatorios, las técnicas que permiten controlar las reacciones fisiológicas y una programación de enfrentamiento gradual.