El tres veces campeón de MotoGP Wayne Rainey se reunió con su Yamaha YZR500 ganadora del campeonato de 1992 en una emotiva exhibición en el Festival de la Velocidad de Goodwood 2022. El evento marcó la primera vez que el estadounidense, quien quedó paralizado del pecho hacia abajo en un accidente en el Gran Premio de Italia de 1993, montó una moto de carrera desde el accidente que puso fin a su carrera.
El Goodwood Festival of Speed 2022 vio a uno de los campeones más icónicos de Yamaha regresar al sillín sobre dos ruedas de una de las máquinas de carrera más legendarias de la marca japonesa.
Era la primera vez que Rainey, que ganó el mundial de velocidad tres veces consecutivas entre 1990 y 1992 antes de su accidente en Misano, aparecía en el legendario festival en Inglaterra. El californiano lo hizo con estilo, marcando la primera vez que conduce una motocicleta con especificaciones de carrera en casi 30 años.
Mundo completamente diferente
Los ingenieros de Yamaha Motor Company en Japón adaptaron especialmente la YZR500 de 1992, partiendo por el sistema de cambio de marchas, para que Rainey pudiera subir y bajar con controles desde el manillar izquierdo.
Después de una sesión de prueba privada a principios de semana, Rainey subió la colina por primera vez y recibió un gran aplauso junto a quien fuera su jefe en el Marlboro Yamaha Team Roberts, Kenny Roberts, así como a sus rivales de 500cc Kevin Schwantz y Mick Doohan.
“Estaba bastante nervioso por conducir la Yamaha YZR500, ya que cuando me subí a la R1 todo fue bastante sencillo, dado que las motos de hoy en día tienen muchos componentes electrónicos. Pero, para ser honesto, se sentía como un viejo amigo. Siempre fue un desafío correr a ese nivel, luchar por ganar carreras y campeonatos, pero estar aquí 30 años después, poder subirme a la moto y subir la colina en un entorno agradable, fácil y suave es fantástico. Estuvo ahí para mí en ese entonces y está ahí para mí hoy, así que estoy emocionado”, sostuvo Rainey.
Según el piloto de California, “no sabía qué esperar, no tenía idea de cómo se sentiría. Poder subir la colina y pasar por las curvas, mirar hacia abajo y ver que estaba en mi máquina nuevamente después de todos esos años, sentí que estaba en un mundo completamente diferente. Hacerlo junto a esos muchachos, Kenny, Kevin y Mick, no podría haber pedido más que compartir esta experiencia con ellos. Un enorme agradecimiento al duque de Richmond por recibirme y a Yamaha por sacar la moto del museo y adaptarla para que yo la conduzca”.