Al mejor estilo de McGiver, un conductor brasileño transformó en un auto eléctrico su viejo Chevrolet Celta 2001, valiéndose de 500 baterías de computador. La historia la protagoniza Tiago Slaga, técnico en automatización domiciliado en las afueras de Curitiba, en el estado de Paraná.
Según comentó, la idea de modificar el vehículo provisto de un tren motriz gasolinero de 1,0 litro surgió tras conocer “proyectos de reconversión en internet”. “Como trabajo en mantenimiento industrial, me pregunté si era posible adaptar un motor industrial”, agregó citado por Mobiauto.
Ya en el banco de pruebas, descubrió que “era posible alimentar el motor industrial a través de baterías utilizando un convertidor de frecuencia”, reveló. El siguiente desafío fue planear el reemplazo del bloque del hatchback, que fue una evolución del Chevrolet Corsa y se produjo entre 2000 y 2015.
“El primer paso fue desmontar el motor para tomar todas las medidas y hacer la brida, que conecta el motor con la transmisión”, reveló. De acuerdo con Slaga, “fue una parte crítica, porque todo tiene que estar muy bien alineado”.
El intento inicial fue con baterías convencionales en el portamaletas, pero el rendimiento no satisfizo al propietario. “Funcionaba, pero la autonomía era muy baja, como 15 kilómetros, y tardaba mucho en cargarse”, contó.
Posteriormente y a riesgo de tornar el vehículo demasiado pesado, agregó fuentes de poder adicionales. Con esa configuración, recorrió cerca de 1.000 km, pero pronto las baterías perdieron efectividad, por lo que se impuso cambiar de tecnología.
Chevrolet 2001 eléctrico recorre 100 km
Considerando el alto costo de las celdas de litio, que harían inviable su proyecto, debió echar mano a insumos reciclados. Cerca de un año se pasó reciclando baterías de computadores portátiles, “desmontando y probando cada célula”.
De esa manera, reunió 455 baterías, pero Slaga pretende aumentarlas a 500, lo cual equivaldría a 3.000 celdas de recarga, detalló Mobiauto. Con dicho paquete, el Chevrolet Celta 2001 puede recorrer hasta 100 km.
Según Slaga, el motor industrial de su hatchback produce una potencia aproximada a 12 hp y el paquete de baterías tarda 10 horas en cargarse. “Como recorro 30 km al día, lo dejo cargando algo más de tres horas”, detalló. La inversión, de acuerdo con la misma fuente, rondó los 3.500 dólares.
Desde la Asociación Brasileña de Ingeniería Automotriz (AEA), advirtieron del peligro en el uso de baterías de computador en un vehículo. “Aunque son iguales por fuera, por dentro su composición es diferente”, fundamentó el experto en eléctricos e híbridos Ricardo Takahira.
Si el paquete supera los 60 grados, el riesgo de incendio “es grande”, agregó el también ingeniero. “Nos preocupan las conversiones, pero no podemos desanimar a quienes las hacen. Lo ideal es que el propietario siga los procedimientos correctos y utilice los materiales adecuados”, expresó, además de regularizar su vehículo transformado.
El Chevrolet Celta de Tiago Slaga se desarrolló y produjo en Brasil, pero fue exportado a mercados de Centro y Sudamérica. En Argentina, por ejemplo, también se distribuyó como Suzuki Fun.
Imagen referencial: Matti Blume – CC BY-SA 4.0