Probamos el MG ZX Trophy, la versión que corona la gama de este SUV estrenado en Chile a principios de 2021. La edición equipa el despierto motor turbo de 1.3 litros bencinero, asociado únicamente a una caja automática de seis marchas y que coloca a disposición de sus usuarios la friolera de 154 caballos de fuerza.
Exteriormente, estamos convencidos de que el trazo mejora y hasta “deportiviza” lo que hasta aquí ha ofrecido el superventas ZS. La ejecución es impecable y la suerte o la improvisación acá no corren, puesto que el gigante MG se nutre de multiplicidad de talentos, multiculturales, repartidos por sus oficinas de diseño en Europa y China. El color exclusivo de la versión, para comenzar, es un partido ganado por goleada.
La zona trasera igualmente, me gustó mucho porque hay información, hay elementos que quieren provocar del modo positivo, pero que a la vez cierran un trabajo muy armónico y moderno, entre alerón, luces, neblineros, pliegues, zonas limpias… Incluso la doble salida de escape, que es decorativa, la bendigo, sabiendo que los más “puristas” han sacado tarjeta amarilla por esta “falta”… (No son capaces de valorar el propósito estético, pobres…)
Las llantas aro 17, los caliperes rojos y su diseño también forman parte del atractivo que da hacia la calle, allí donde el ojo crítico lo es cada vez más en un mercado plagado de ofertas y propuestas desde 75 o más marcas. El MG ZX mide 4,32 metros pero con todo este trabajo da la sensación de que tal registro fuese más. Bueno esto permite una distancia entre ejes de 2,58 metros que repercute en un cómo espacio interior. Amplitud que se ve sensorialmente acrecentada gracias al techo vidriado que ocupa buena parte de la superficie sobre nuestras cabezas. “Devoto de la luminosidad interior”: así le llamo a esa jugada del fabricante chino.
El maletero responde bien con sus 448 litros a los requerimientos de una familia de cinco integrantes que se mueva con sus cosas elementales para un paseo de varios días. La practicidad de este baúl de doble fondo gana con soluciones para sujetar cosas, sobre todo aquellos elementos que podrían quedar dispersos y, si no hay nada más, andarán zarandeándose de un lado a otro devolviendo un ruido molesto a la cabina.
En el interior, hay un gran protagonismo de la pantalla multimedia central que esta vez crece a 10 pulgadas. Operar muchas funciones desde ella, requerirá de un tiempo corto de acostumbramiento, por lo cual su “amistosidad” es alta. La climatización es una de ellas y los dos primeros días me costó entenderla, pero luego ya era conocimiento instalado.
En este habitáculo lo que se impone es la sensación de calidad de sus materiales y ajustes. Hay gracia y esmero, y lo ejemplifico en el emblema de la marca MG en rojo puesto como si se tratase de un telar con bordados en los apoyacabezas delanteros. Los asientos devuelven una comodidad que no me atrevo a objetar porque durante un traslado extenso fuera de la región ni lo notamos.
El apartado de seguridad también convence, desde el “aperitivo” con seis airbags, control de estabilidad, cámara con visión de 360 grados y “plano a lo dron”, además de una serie de apoyos para ir tranquilo y entregados al disfrute en general que propone el auto desde su diseño, confort y performance.
Bueno, la performance, es acaso lo que más entusiasme del motor turbo con 154 caballos. Su salida es atlética y mantiene sin balanceos un traslado a alta velocidad, dejando a maniobras como rebase en carretera una buena y segura nota de eficacia en su ejecución.
Responde bien con el auto cargado y en subidas muestra su valía ante las otras opciones que no cuentan con turbo alimentación. Este propulsor trabaja en equipo con una transmisión automática de seis velocidades firmada por Aisin y que consigue consumos promediados cercanos a los 14,3 km/litro. En nuestro experiencia de uso ese promedio se acercó a los 13 km/litro.
Por Alexis Cares