La venta de vehículos livianos y medianos tuvo un incremento del 16% durante el primer semestre de 2017, según las cifras de la Asociación Nacional Automotriz de Chile (ANAC). Este resultado hace pensar que será una temporada muy auspiciosa para este sector, con ventas cercanas a 330 mil unidades, es decir, con un alza anual de 8%.
Según plantea Karin Bravo Fray, académica de Ingeniería Comercial de la Universidad San Sebastián, este mayor número de ventas se apoya con el mayor acceso al crédito al que pueden acceder los consumidores, en muchos casos, de manera directa con la automotriz (ejemplos son Forum, Crediautos y Amicar), sin tener que recurrir a una institución financiera a solicitar un crédito de consumo.
Además, desde hace varios años se ha instalado el formato denominado “compra inteligente”, que básicamente consiste en la adquisición de un vehículo, pagando un pie del 20%, con pagos mensuales de 24/36 cuotas por un 30%, para que transcurrido el vencimiento de la última cuota se decida renovar, devolver o conservar el vehículo, y dependiendo de esta decisión se procede al pago o refinanciamiento del monto que corresponda.
Este sistema de financiamiento entrega características valoradas por los clientes. Por ejemplo, la posibilidad de contar con un vehículo nuevo cada dos o tres años, que existe valor de retoma garantizado (VRG) o valor futuro mínimo garantizado (VFMG) que se pacta en el contrato y elimina el riesgo de encontrar un precio de reventa demasiado bajo, y que por tratarse de un vehículo nuevo, se minimizan los costos de mantenciones.
La “compra inteligente” requiere el pago de un pequeño pie, que generalmente no supera el 20% del valor del vehículo nuevo, y se establece un número de cuotas, ya sea 24 o 36, por otro 30%. El saldo del 50% corresponde a la opción de compra que debe decidirse al final del periodo pactado (cuota 25 o 37, según sea el caso). Una vez que se llega a la última cuota, las alternativas son renovar el vehículo, entregando el vehículo antiguo a la automotora, o mantener el vehículo ejerciendo la opción de compra.
Si se decide renovar, el valor será como mínimo aquel garantizado en el contrato. Con dicho monto, se paga el vehículo anterior y la diferencia sirve como pie para el nuevo vehículo (nuevamente del 20%). Por otro lado, si decide mantener el vehículo, ejerciendo la opción de compra que corresponde a la cuota 25 o 37, debe cancelar el valor respectivo, ya sea de una vez, o dependiendo de la entidad financiera, desagregarlo en varias cuotas.
Una última opción es devolver el vehículo, con lo cual se da por cancelada la deuda. Esto siempre y cuando se esté al día con el crédito y se cumpla con las estipulaciones del contrato respecto al estado del vehículo.
El argumento más fuerte que sostienen las empresas financieras en este rubro es que el cliente siempre tiene un vehículo nuevo, y las cuotas que paga por ello son muy bajas. La realidad es que con este sistema de financiamiento la automotora cautiva al cliente y en el plazo de dos (o tres) años solo cobran la mitad del vehículo, razón por la cual la cuota es más baja comparada con un sistema de crédito automotriz tradicional.
Transcurrido este plazo, el cliente se queda sin auto, paga el saldo que resta manteniendo el vehículo, o se endeuda nuevamente con un nuevo crédito. De lo anterior, se observa que el principal beneficiado es la automotora, pues al ofrecer este sistema de pago fideliza a sus clientes mediante créditos rotativos, o en el caso de la devolución del auto por parte del cliente, puede revenderlos a un precio mucho más conveniente, ya que en dos años de uso la depreciación del vehículo aún es baja, y las 24 (o 36) cuotas que cobró se traducen prácticamente en un arriendo por el vehículo.
Por otro lado, a algunos clientes de este sistema, más que la propiedad del vehículo, les interesa el uso que obtienen de él, por tanto, consideran la alternativa de la “compra inteligente” muy favorable para contar siempre con vehículos prácticamente nuevos.
Si como consumidor está evaluando esta forma de financiamiento, considere ventajas y desventajas del sistema, ya que una vez que optó por él, es difícil dar pie atrás. Es importante poner atención en las cláusulas del contrato, sobre todo las que respectan al estado del vehículo en el caso de la devolución o renovación. Se sugiere también evaluar un crédito de consumo en la banca tradicional, que si bien parecerá tener cuotas más altas, hará que finalizado el plazo del crédito el cliente cuente con la propiedad del vehículo en un 100% y decida libremente qué hacer con él, o también puede aprovechar alternativas que ofrecen las tarjetas de crédito bancarias, con plazos de hasta 24 cuotas sin interés, en donde lo único que debe asumir el cliente es el impuesto al crédito que se genera en esta transacción.